Nofarrag LePap: 16. R contra R

16. R contra R
-¿En serio?- pregunta sorprendido Rocco, quien no puede dar crédito a lo que escuchan sus jóvenes oídos, pues todas las historias que le fueron contadas en su primera semana trabajando, no encajaban con el alegre hombre al que conoció ese día y justo ahora tenía enfrente suyo, pensando en una forma de invitar a salir a Elsa.
-¡Muy bien, LePap!- exclama Renata.
-Sí… eso creo- responde tajante Nofarrag ante la exclamación de Ren y a su vez la pregunta de Rocco.
-Entonces, será muy conveniente pasar de chicas secuestradas por sus exnovios, a invitar a Elsa a salir… Me parece bien- concluye Rocco.
-No es difícil LePap, solo llegas y le dices- dice antes de quedarse pensativa unos segundos la alegre Renata -“Hey… ¿Cenas conmigo?”- propone la chica, quien por lo visto no tiene el toque necesario para la idea creativa que necesita LePap.
-¿En serio?- pregunta a Rocco a Renata, adquiriendo la expresión y entonación necesaria para darle a entender que es una, por no decir pésima, terrible idea –Para empezar ¿Te han invitado a salir antes?-
Nofarrag se queda mirando el inicio de la discusión de lo que parecen ser dos mocosos, peleando por quien ha salido más veces que el otro.
-Muchas veces más que a ti, Rocco- responde molesta Renata.
-Eso es porque yo soy el que invita y créeme, nunca he hecho tal cosa-
-¿Y eso que?-
-Yo haría algo diez veces mejor que eso-
-A ver, quiero saber cómo invitarías a salir a Elsa Boneless-
-Bueno… eso es algo más difícil, ya que Elsa es mayor que yo por muchísimos años-
-Ahí está el punto, eres un mocoso de dieciséis años-
-¿Dieciséis?-
-…- Renata voltea a mirar a LePap para saber si el dato que le dio es correcto o no, lamentablemente Nofarrag siempre tiene una mirada demasiado neutral y por más feliz que este, sus expresiones siguen siendo las de una piedra llena de enigmáticos secretos. Por ello, al no obtener respuesta, la muchacha regresa a la discusión con el chico -¿No tienes dieciséis?-
-No- responde Rocco, algo extrañado, pues siempre aparenta ser mayor de lo que en realidad es.
-¿Qué edad tienes?-
-Dieciocho-
-Oh, es verdad, lo olvide- comenta el anciano a Renata, quien se digna a voltear para lanzar una mirada asesina al viejo, por la pena que la acaba de hacer pasar.
-Ya decía yo, que era imposible que tuvieras dieciséis- responde apenada Renata –Aun así, a comparación de LePap y Elsa, tu y yo somos unos niños-
-Bueno, eso es verdad y por lo visto, tú tienes muy mala suerte para conseguir románticos y yo soy excesivamente romántico-
Renata suelta un “Ja” de burla, ante la última afirmación de Rocco y luego prosigue reclamando por lo que acaba de decir sobre su muy mala fortuna.
-No es que tenga mala suerte, simplemente pienso que algo muy elaborado es excesivo para invitar a salir a alguien a cenar-
-Yo pienso que es demasiado casual para ir a cenar-
-Carajo, no le va a pedir matrimonio-
-No, pero debe ser algo genial para que la noche sea…- Rocco se detiene a buscar la palabra correcta y cuando por fin la encuentra, sale de sus labios como una exquisita música poderosa y tenaz, resaltando la R -Perfecta-
-¿”Perrfecta”?- Renata resalta la R con un énfasis mayor y desafinado para burlarse de Rocco.
-Sí, perfecta-
-¿Pues qué demonios haces en la cena?-
-Comer y charlar, obvio-
-Eso es casual, no perfecto-
-Claro que es perfecto, es el inicio a algo sorprendente-
-¿Sorprendente? ¿Qué demonios haces después de cenar?-
-…- pero los pensamientos de Rocco se bloquean evitando que diga más información de la necesaria.
-¡Ay no! ¡Eres un cerdo!-
-Yo no dije nada-
-Tu silencio dijo lo suficiente-
-¡Pero no soy un cerdo!-
-Sí, sí lo eres-
-No, no lo soy-
-A ver ¿Qué haces después de cenar?-
Y el silencio vuelve a reinar en la boca de Rocco, lo cual mágicamente hace a Nofarrag soltar una carcajada, algo tétrica y aterradora, pero una muestra de gracia al fin y al cabo.
-Niños, ya cálmense- los detiene LePap cuando termina de reír –Yo solo les dije que me parecía un mejor tema de conversación a diferencia de la pobre chica secuestrada. No deben preocuparse, sé que todos piensan que soy agrio, cruel y bastante seco, pero en el pasado conocí el amor, así que yo sé cómo le puedo decir a Elsa “Hey… ¿Cenas conmigo?”, sin ser tan sucinto y directo, ni tan laborioso y “Perrfecto”-
-¿Conoció el amor?- pregunta Rocco, perplejo.
-Sí-
-¿Y cómo fue?- curiosea Renata.
-Fue como fue, y fue mucho tiempo antes de que ustedes nacieran, así que no es algo que deban saber-
-Vamos LePap, cuéntanos- insiste Renata.
-No- responde cortante el cruel anciano.
-¿Algún día nos contaras?- pregunta Rocco.
-Lo dudo mucho-
-¿Qué debemos hacer para que nos cuentes?- vuelve a insistir Renata.
-Caerme bien- responde con matices de burla y sarcasmo, el maldito anciano, para hacerlos reír un poco, lo cual sí sucede.
-Bueno, ya se nos ocurrirá como- concluye Rocco.
-Espero que no- responde Nof.
Después de ello, se pone a pensar en que es lo que podría hacer, pues ya no puede seguir los consejos de una niña que es nulamente creativa y un niño que es excesivamente creativo. De hecho, no tiene ni la más mínima idea de cuáles son los alcances románticos de Rocco, pero se da una idea, ya que cuando mencionó que era muy romántico, parecía estar recordando escenas del pasado, donde seguramente le habían dicho algo al respecto. Pero era mejor no averiguarlo, además de que tampoco es que le interesara tanto, así como las anteriores relaciones de Renata, en la cuales, los tipos con los que salía, era muy posible que fueron muy idiotas o simplemente muy secos, pero ni siquiera Nofarrag era así, o al menos él presume que no era así, ya que no hay archivos y me tardaría más tiempo en buscar en su memoria que en ir al edificio donde se encuentran dichos papeles.
Pobre Billy, no quisiera estar en la situación aburrida donde lo pusimos hace un rato.
Mientras los jóvenes miran al viejo sumergido en sus pensamientos, un hombre, de traje cubierto por una gabardina negra, acompañado de una mujer de cabello negro recogido, y unos lentes circulares, se acerca a donde están ellos, preparado para hacer una pregunta como cualquier cliente, pero antes de iniciar, se aclara la garganta.
-Buen día, ¿Ustedes saben quién me podría atender allá atrás?- señala el lugar donde debería estar Renata, quien muy apenada le dice al hombre que ella es la persona encargada.
-Lo lamento tanto, señor, sígame por favor- responde al momento de salir apresurada a la zona de pescados y mariscos, la cual está al final del pasillo de cereales, donde estaban hablando los tres.
-No se preocupe, pero llevo el tiempo encima- le responde mientras intenta seguirle el paso a Renata.
-Bueno señor LePap, yo también debo irme- comienza Rocco a despedirse
-Está bien Rocco-
-Hasta luego-

-Adiós-

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