Las emociones
Querido
entrañable, indiscutible, sorprendente e inigualable lector, hoy he tomado la
terrible decisión de robar un documento, proveniente de la libreta de un
estudiante de preparatoria de nombre Ian, que al parecer tiene mucho que decir,
demasiadas cosas que pensar, pero más importante aún, sabe cómo decirlo. Podré
ser ladrón, pero al menos seré uno honesto. Así pues lo invito a leer esta nota
robada, que yo incluiré en el nuevo especial de Documentos Robados Decembrinos.
28 de Noviembre de 2017
Las emociones
Queridos maestros y compañeros. Antes de comenzar me gustaría contarles
una pequeña historia.
La semana pasada estaba investigando datos sobre la universidad a la que
deseo ingresar, honestamente estaba muy emocionado, no obstante, todo eso se
arruinó, pues me di cuenta de lo difícil que es ingresar a la universidad, ya
que tan solo, uno de cada cuatro aspirantes, logra entrar según la UNAM. Al
enterarme de esta cifra tan trágica me llené de miedo. No tengo palabras para
describir lo que realmente sentí en ese momento, mis emociones volaron por los
aires, comencé a sentir un estrés sorprendente y me di cuenta que había perdido
el control, situándome en un estado horror y espanto descomunal.
Mis emociones tomaron manejo de mí y ni siquiera lo había notado, pues
me sentí molesto, triste, disgustado con todo y todos, pero en especial con el
futuro. Tenía tiempo que no me sentía tan mal.
Por esa razón hoy me gustaría hablarles un poco sobre esta pérdida de
control, sobre cómo nos dejamos llevar por lo que sentimos y no pensamos las
cosas de manera “fría” como suele decirse. Tomaré un ejemplo muy simple y
manejable, pues a todos nos gusta hablar de ello, les hablaré
de una emoción de la cual, podría asegurar, que ni siquiera llegaron a
considerar mala. Me gustaría hablar del amor.
A la mayoría, nos encanta sentirnos queridos y querer a alguien, y no
solo estoy hablando de una pareja, si no de nuestros familiares, amigos y
personas que nos rodean a quienes llegamos a tener cierto aprecio. No obstante,
se dice que el amor, a pesar de ser un sentimiento de ensueño, también es
cruel. Cuando uno se enamora, no piensa las cosas, se deja llevar por el
momento, cometiendo una infinidad de estupideces y locuras, que la mayoría del
tiempo, terminan llevando a algo malo, así como los embarazos no deseados, los
cuales desembocan en el abandono de estudios. Es una pena que una emoción tan
hermosa y dulce tenga la capacidad de destruir tu futuro.
Otra situación muy clara sería cuando nuestra familia pasa por momentos
difíciles. El amor hacia ellos, nos hace querer ayudarlos, pero sin encontrar
otro medio de ayuda, decidimos ponernos a trabajar, haciendo la escuela a un
lado, pero ¿Realmente ayudamos en algo? Tal vez al principio sí logremos
aportar una cantidad a la economía familiar, pero no siempre podremos estar a
su lado para ayudarlos. El día que nos tengamos que ir, se nos dificultará
mucho encontrar un trabajo debido a que
no terminamos de estudiar, y si corremos con la suerte de encontrarlo, dudo
mucho que tenga un sueldo decente. Nuevamente el amor desbordante ha hecho que
el futuro que teníamos en mente sea destruido.
No estoy diciendo que el amor u otras emociones sean malos, lo que
quiero decir es que el simple hecho de no saber manejarlos de manera correcta,
puede llevarnos a finales decepcionantes, que comúnmente en nuestra edad,
podrían ser el abandono de estudios, el suicidio, la violencia o cosas así.
Nuestro principal problema es que nuestra autoestima y autocontrol está en
plena construcción, y al no tener metas claras, todo este torrente de
sentimientos, podría terminar en la peor versión de nosotros mismos.
Por esa razón, los invito a conocerse, amarse, respetarse, controlar sus
emociones, estar siempre conscientes de lo que hacen, porque así como el amor
es capaz de destruir nuestro futuro, también lo es la ira y la tristeza. Si
nosotros como seres humanos encontramos el modo de tener en la palma de nuestra
mano las emociones, podríamos lograr nuestras metas sin problema alguno y
disfrutar nuestras emociones sin destruirnos, recordando que existe una vasta
diversidad de opciones y caminos a seguir.
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