13. Elsa Boneless
-Nof, siento que esto está
mal- opina Elsa mientras se mete una cucharada de helado a la boca.
-Efectivamente-
-¿Y si nos descubren?-
-¿Nos?- pregunta extrañado
LePap.
-Sí, tonto, tú también estas
comiendo helado-
-Yo les diré que tú me
amenazaste-
-¡Maldito!- Dice Elsa entre
risas divertidas ante la limpieza de manos del terrible anciano.
-A como yo lo veo…- Comienza
a explicar con aire gracioso el agrio viejo –Tu dijiste que me ahorcarías de no
abrir este bote de cinco litros de helado de fresa-
-A como yo lo veo, eres un
cabron- responde Elsa riéndose.
-Odacrem siempre se da
cuenta de que cada mes me como al menos un 10% de la mercancía en el área de
comida-
-¿Y no te dice nada?-
-No-
-Que extraño-
-Una vez lo escuche decir
“Me turba la presencia de LePap”- cuenta el anciano imitando la afeminada voz
del señor Adimoc Odacrem. A lo que Elsa en vez de responder, termina riéndose
de la gran imitación.
-Es una buena persona, muy
alegre-
-Demasiado, diría yo-
-Es que tú, mi queridísimo Nof,
eres un viejo amargado, agrio, cruel y sin vergüenza, todo lo contrario a
Odacrem. Dicen, que las personas totalmente diferentes suelen llevarse
excesivamente bien-
-¡Oh! Podríamos ser amigos-
Responde Nofarrag con aire sarcástico y burlonamente grosero.
-No amigos, simplemente
pienso que podrían llevarse bien, eso es todo-
-Tu eres amiga de todos ¿Cómo
lo haces?-
-¿Soy amiga de todos?- pregunta
ligeramente perpleja Elsa.
-Sí, siempre te veo
charlando alegremente con todos en Oeste-
Elsa, oculta su emoción de
saber que Nof la mira mientras ella esta distraída platicando con otras personas.
Su manera de ocultarlo sería magníficamente fabulosa, si sus rosadas mejillas no
se hubieran tornado rojamente ruborizadas. Poco a poco, ese tierno rojo se va
extendiendo a sus orejas, luego a su frente, y finalmente, termina por parecer
un jitomate por la pena y la alegría de enterarse que el anciano la mira y pone
atención en lo que hace, aun siendo una pequeña estupidez como “charlar
alegremente con todos”.
Elsa, suelta un suspiro
antes de hablar.
-Bueno, Nof, yo… es que,
simplemente soy así. Me llena de alegría ver a otras personas riendo, además de
que me gusta saber que otras personas se
sienten bien en mi compañía-
Nofarrag se queda pensando
en sus palabras, pero no dice nada, así que Elsa, sin obtener respuesta alguna,
sigue hablando.
-Desde aquellos tiempos en
los que solía ser una pequeña niña traviesa, era así. Siempre he sido de la
forma en la que soy ahora, claro que tuve una etapa en la que los días se
tornaron obscuros para mí. La adolescencia fue una locura. Era una rebelde, una
persona terrible con las demás-
-La alegre Elsa Boneless era
una rebelde terrible-
-Da pena admitirlo en voz
alta, pero sí- Suelta un suspiro triste donde no es necesario explicar, lo mal
que la hace sentir el recordar aquellos días de su juventud -Era de esas chicas
que se salía de su casa sin razón alguna y se iba a cualquier lugar nada más porque
sí, pero siempre sola. Los primeros tres años de la década más alocada y
extraña del siglo XX, los viví enojada y excluida de todos los que me rodeaban.
Así como tú-
-Auch- se expresa Nof, pero
Elsa sigue con su historia sin prestar atención al quejido de LePap.
-Un día lo note, cuando iba caminando
en la calle y una de las chicas que solían ser mis amigas antes de que
comenzaran los sesenta, en vez de saludarme se pasó de largo. Al momento no me
molesto para nada, lo vi algo muy simple, sin necesidad de darle importancia.
El resto de mi caminata me topé con más de diez conocidos y ni uno solo me
saludo, al décimo fue cuando note, que no me gustaba el hecho de que nadie
quisiera estar conmigo, así que volví a ser la de antes. Entendí que no me
gustaba ser invisible o excluida-
-Eso no lo sabía-
-Dudo que sepas muchas cosas
de mí, maldito viejo, pues es la primera vez desde que te conozco en la que te
puedo hablar sin que me ignores o te vayas a otro lado, eres malo ¿Sabes qué? Ya
no me caes bien, me acabo de enojar por recordar que eres un grosero conmigo.
-No es necesaria tanta
agresividad-
-Nofarrag LePap Lindonel, te
sentencio-
-¿Qué?- pregunta aturdido
LePap por el brusco comentario de Elsa.
-Hoy me invitaras a cenar,
para disculparte por todo lo que me has hecho-
-¿En serio?-
-Sí y más te vale hacerlo
bien, porque me haz insultado despiadadamente-
-¿Lo hice?-
-Sí -
-¿Y si no lo hago que
pasara?-
-Llevare a mi buen amigo
Odacrem a tu casa-
-Eso es demasiado-
-Por eso te daré tiempo para
pensar en cómo hacerlo, y el suficiente para que lo hagas, pero debe ser antes
de que termine nuestra jornada a las tres de la tarde, para que me pueda
arreglar para ir a donde vayamos-
-Me parece razonable-
-Muy bien, ahora me voy porque
tengo que ir a resolver un asunto y me acabo de acordar de ello-
Pero eso no es cierto. A Elsa
le dieron ganas de ir al baño y no sabe cómo decirlo. Nof lo sabe y cualquiera
que la viera acomodarse un poquito para resistir las ganas, lo podría notar
enseguida.
Elsa sale corriendo dejando
a Nofarrag con una cubeta de helado de fresa totalmente vacía. El viejo se
levanta, cierra el enorme congelador y tira la cubeta en un bote de basura que
estaba en el pasillo. Se dirige a la puerta del Cubo, donde se detiene a pensar
en que tal vez, Elsa se metió al baño que descubrieron en su interrumpida
aventura por el lugar. No le quita nada ir a revisar, solo en caso de que accidentalmente
la deje encerrada, obligándola a verse en la necesidad de ir a ver al señor
Lecnip para que le abra la puerta con sus llaves, lo cual sería el peor de los
castigados para la pobre mujer, que se siente aterrada en presencia de Ajubrub.
Abre la puerta del recién descubierto baño y no hay nadie.
Fuera de peligro, sale del
Cubo y mete llave, dejando la puerta y al Cubo, tal como los encontraron.
El almacén nunca deja de ser
un ajetreado lugar lleno de movimiento, donde los empleados más jóvenes llevan
y traen cajas, llenas de mercancía de un lado a otro, para acomodarlas más
tarde en los pasillos del supermercado.
El anciano recorre el almacén
a paso veloz, procurando no estorbarle a nadie. En su mano lleva la pieza
dorada que supone la llave del Cubo. Mientras camina observa cuidadosamente la
cinta donde el hippie escribió “EL CUBO”. No había notado que tenía un poco de
suciedad, de esa mugre y polvo que se le queda pegada a la cinta adhesiva, en
los bordes. A pesar de seguir siendo perfectamente brillosa, esta maltratada y
desgastada por su trabajo diario de estar en compañía de otras llaves, igual de
toscas que ella. Pero accidentalmente, se distrae lo suficiente con la cinta
pegada a la llave, como para terminar chocando con un joven que lleva una caja
enorme en los brazos. Su distracción hace que el chico se tropiece y su caja
salga volando con toda las cosas que lleva adentro. Para sorpresa de LePap, es
una caja de ORRIBLS.
-Lo siento mucho- se
disculpa apenado el viejo.
-No se preocupe señor…- el
chico busca el gafete de Nof, en su uniforme para poderle hablar por su nombre,
pero tarda lo suficiente como para que el peculiar alegre Nofarrag LePap de
hoy, amable y sonriente, le diga su nombre.
-Nofarrag-
-¡Ah! Usted es LePap- la sorpresa
del chico, su preocupado tartamudear al enterarse de que es Nofarrag LePap, y
el extraño previo conocimiento del nombre del anciano, hace suponer a Nof, que
al muchacho que tiene enfrente, ya le han advertido del viejo agrio de la zona
de comida.
-Sí, déjame ayudarte- LePap
se apresura a levantar las cajas, mientras el joven, apurado, hace lo mismo.
Mientras las levantan y las vuelven a meter en la caja más grande, el muchacho,
habla de nuevo.
-No es necesaria su ayuda
señor LePap, no se preocupe, yo estaba distraído-
-Ah como yo lo veo, yo te
tiré-
-No me parece-
-Da igual, siempre es bueno
ayudar a las personas- Sorpresiva y de manera excesivamente obvia, los que iban
pasando lo suficientemente cerca de ahí, se detuvieron a escuchar el positivo
comentario del agrio viejo de la zona de comida. Nofarrag le resta importancia
y sigue hablando con el chico, ignorando completamente la reacción de las
personas a su alrededor -¿Cómo dices que te llamas, niño?-
-No le he dicho- dice el
muchacho, después de titubear un poco para recordar si lo mencionó o no -Soy Rocco-
-Rocco- repite Nof, para
saborear un nombre que nunca había escuchado en alguien menor de… -¿Qué edad
tienes?-
-Dieciocho-
-Bueno, Rocco de dieciocho
años de edad, lamento haber tirado tus ORRIBLS, me apena muchísimo-
-No hay de que sentir pena
Señor Nofarrag, es muy probable que lo vea más tarde cuando los vaya a
acomodar-
-¿Cuánto llevas aquí?-
-Una semana -
-Nunca noté que fueras a
dejar ORRIBLS al pasillo de cereales en los días anteriores-
-Ah, eso es…- el chico tartamudea
de pena nuevamente, además de adquirir un aire avergonzado, así que LePap lo salva
de la incomodidad de reconocer que era por el hecho de que evitaba toparse con
él, para no comprobar que era el tipo más cruel y amargado de Oeste.
-No importa, te veo luego
Rocco-
-Hasta luego señor LePap-
En ese momento, en vez de
ser el típico amargado que hubiera regañado al chico por chocar contra él, se convirtió
en el amable anciano que ayuda a alguien con quien chocó, mientras hace una conversación
bastante amigable. Parece que Elsa hace magia. Una magia perfecta, única, maravillosa,
gloriosa y deliciosamente espectacular que afecta al duro y gélido corazón de
Nofarrag.
Lo ablanda, le da calor y lo
hace ser un hombre mejor, quien por cierto debe pensar en la manera correcta de
invitarla a salir, ese mismo día en la noche. Cualquier mujer dirá que es fácil,
pues Elsa es la que prácticamente lo ha invitado a él, pero no es así, pues a
pesar de que ya tiene una respuesta positiva, debe hacerlo de una manera
inteligente y audaz.
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