Nofarrag LePap: 14. Pensar en otros

14. Pensar en otros
Nofarrag se topa con el señor Odacrem, justo al salir del almacén. Por eso ya no le es necesario irlo a buscar a las oficinas de la administración del supermercado para devolverle la llave.
-Muchas gracias señor Odacrem-
-De nada señor LePap-      
Nof, le entrega la dorada llave y toma el camino a la zona de comida. En el trayecto se detiene a observar a sus compañeros de trabajo, cosa que nunca hace, pero que ese día decidió hacer, pues algo de curiosidad le apretaba el pecho y sus nuevos deseos mentales de conocer a aquellos con los que comparte todos los días el piso de Oeste. Los primeros que se encuentra son a los que, todo mundo sabe que son pareja aunque ellos lo nieguen.
Kathelyn Monroe y Erick Arigela.
LePap, siempre ignora los chismes locales, pues le parece que es una total pérdida de tiempo, poner atención en algo que no te incumbe o te afecta directa o indirectamente de algún modo, le importa tanto, como una mosca le importa a una vaca. De manera sucinta, le da igual. Pero a pesar de sus incesantes esfuerzos por no escuchar lo que dicen las demás personas, siempre hay un pequeño porcentaje de información que se filtra a través de su retentiva auditiva.
Algo así como el vocero que va gritando únicamente los títulos de las noticias relevantes del día, lo único que escucha LePap, es de lo que específicamente es el tema que están tratando. Y sobre ese par, escuchó, que niegan su relación ante todos los trabajadores del supermercado, pero es obvio que tienen algo. Nunca lo había notado el amargo anciano, hasta hoy, que “accidentalmente” pasó por la zona de ferretería, específicamente por el pasillo de bombillas y focos, donde habitualmente suelen estar. De una manera tierna, los encontró juntos.
 Juntos a todos lados ese par de tortolos.
 Ella tiene veintitrés y el veinticuatro, y llegaron a trabajar el mismo día a Oeste. Al principio no se conocían, pues él estaba en la zona de accesorios para baños, y ella en los discos de música. Pero cuando el señor Adival se retiró de su larga estancia en el supermercado y dejó sin atención la gran zona de ferretería, Odacrem escogió a dos empleados al azar para atender la zona que le correspondía a Adival. Kathelyn y Erick, resultaron ganadores del puesto. El día que Odacrem los llamó, el mismo los presentó y les dijo lo que iba a hacer a partir de ese momento. Se puede decir que accidentalmente, el hippie unió a la feliz pareja. Son novios nada más, pues ninguno porta un anillo de bodas.
Están juntos mientras fingen estar haciendo un inventario de la mercancía que llegó ese día, más temprano, pero en realidad, están platicando sobre lo que harán en la noche, al salir del trabajo. Nofarrag pasa callado para poder escuchar, pero Erick, nota de inmediato su presencia, y lo saluda alegre, seguido de Kathelyn. Nofarrag les corresponde con un afectuoso…
-Buen día, jóvenes-
A ellos dos, no les importa que los demás piensen que Nofarrag sea un amargado. A todos, los saludan igual.
La próxima zona por la que pasa es el área de juguetes donde está la señora Morgan Zepellin.
Despeinada, con un nudo en el lado izquierdo de su rizada y naranja cabellera, lentes de botella, una mancha de algo extraño en su mejilla derecha, y una diademada verde, también manchada de algo negro, supone el rostro de la señora Morgan.
Hay trabajadores que la asocian con una planta, porque cuando la ven, trae algo verde puesto, además de manchas como de tierra o suciedad, que posiblemente se hace en el camino de su casa al supermercado, pues a pesar de su aspecto fachoso, siempre la acompaña un peculiar aroma a vainilla. Pero los trabajadores son malos y burlones, pues el apodo de Morgan es “El topo”. No los culpo, pues esos lentes que lleva puestos, son más bien lupas enormes. A pesar de todo, ella es una persona amable, y por esa razón, Odacrem la escogió para atender la juguetería, aunque fue lo pero que pudo haber hecho. Al principio estaba en la zona de cárnicos, donde ahora esta Elsa.
Es una buena persona.
Nofarrag se pasea, aparentando pasar de rápido, por la juguetería sin encontrar a la señora Zepellin, pero curiosamente ella fue la que lo encontró, chocando, al igual que él chocó con Rocco, con la única diferencia de que ninguno de los dos se cayó, excepto los rompecabezas que ella estaba cargando.
-¡Cuanto lo siento, Nofarrag!- se disculpa Morgan mientras recoge los rompecabezas.
-Oh, no se preocupe, permítame ayudarle, Morgan- responde Nof, acomidiéndose en la tarea de levantar las otras dos cajas de rompecabezas faltantes.
-Todo un caballero, Nofarrag, callado, cruel y temible, pero un caballero al final de cuentas-
-¿Soy caballeroso?-
-Al menos con el topo sí lo eres-
-¿Topo?- extrañamente LePap no tiene idea de quién es el topo.
-Sí, a mí me dicen topo, y piensan que no me doy cuenta-
-No tenía idea-
-¡Oh!-
-No debería dejar que le dijeran de esa forma-
-No se preocupe Nofarrag, a mí me da igual. Prefiero a los niños que a los adultos y aun así, no tengo ni un hijo-
-No me gustan los niños-
-Yo daría lo que fuera por uno-
Y es en ese momento cuando Nof, se da cuenta que no todo es alegría para Morgan, pues adquiere un aire triste al terminar de decir eso. Y justo en ese momento pasa un chiquillo con un coche entre sus manos que es perseguido por su madre, quien lleva el carrito de compras, a toda velocidad tras el niño.
-Son tan lindos- dice, después de ver al niño carcajearse alegre por verse en una persecución con el carrito de compras que maneja su madre. Primero Nofarrag piensa que el niño huye desobedeciendo a la mujer, pero al analizar la situación, se da cuenta que la madre va jugando con el pequeño –Es una lástima que no los pueda tener… ¿Usted tiene hijos, Nofarrag?-
-No, para nada-
-Es una pena ¿Tiene esposa?-
-No, murió antes de que me mudara aquí-
¡Que!
De inmediato volteamos Billy, Acinbo y yo a ver a Vida, en espera de una respuesta a lo que, al menos nosotros tres, nos acabamos de enterar. Pero bien parece que Vida tampoco tenía idea.
-¿LePap estuvo casado?- le pregunto demasiado asombrado a Vida.
-¿Yo que voy a saber? Ahí en los papeles debe decir, o en su memoria-
-No hay nada- le contesto después de dar un vistazo rápido a los papeles.
-No me culpes a mi Bremon, los papeles se escriben solos, y a veces pasan tanto tiempo guardados que se pierden o se despintan solos.
-¿Despintan solos, dices?-
-El papel aquí arriba tiene algo extraño, es una especie de…- piensa en algo lo gico que decir, pero al no encontrar respuesta, concluye con la cosa más absurda que se le viene a la mente -…propiedad mágica que creó existencia, para que el papel reconozca lo importante y lo que es información basura-
-¿La difunta esposa de LePap es basura?-
-Yo… ¡Yo no dije eso! El papel no lo consideró importante ¿Qué quieres que haga?-
-¿Hay otros informes que no se borren automáticamente por considerar las cosas menos importantes que otras?-
-Sí, están en el archivo, obviamente-
En ese momento, los tres, Vida, Acinbo y yo, volteamos a ver al atolondrado Billy, y ni siquiera es necesario el explicarle lo que debe hacer pues el mismo igual de sorprendido y abrumado se apresura a decir…
-Regreso en un rato-
Los tres a coro decimos -Gracias Billy-
Una vez que sale de la sala de narración, Vida me pregunta si no puedo verlo rápido en la memoria de Nofarrag.
-Eso me tomaría demasiado tiempo, pues no están escritas las fechas exactas y no hay nada registrado aquí, quince años antes de que Nofarrag llegara a la ciudad en la que vive actualmente-
-Bueno, esto fue algo que no me esperaba honestamente- responde Vida.
-¿Y tú crees que yo sí? -
-Sin duda alguna… no- concluye Vida –Mira, no podemos hacer nada, yo creo que debes seguir con lo tuyo, en lo que Billy regresa, pues va tardar un buen rato, en lo que deciden atenderlo y luego en lo que busca los archivos de Nofarrag… Demonios, yo creo que va estar ahí lo que resta del día-
-Que malditos somos, lo enviamos a un lugar aburrido a pasar el resto del día- opina Acinbo.
-Es por un bien mayor- responde Vida, tajante.
 Retomando la narración donde me quedé…
-Cuanto lo siento Nofarrag, yo no tenía idea-
-Hace mucho tiempo de eso Morgan, no pasa nada-
-Bueno, tengo que ir a dejar estos rompecabezas en los juegos de mesa, lo veo luego Nofarrag-
-Hasta luego-
Después de despedirse, Nofarrag llega a la zona de Frutas y verduras, donde están cuatro empleados atendiendo, y otros dos para la parte donde está el pequeño invernadero de Oeste, el cual se encuentra detrás de unas puertas corredizas de cristal, justo en una esquina de la verdulería. Primero se encuentra con Gael “El negro” Ollitsac, pues hay otro Gael en Oeste, pero aquel es albino, y no es que Gel “El negro” sea negro como dice su apodo, simplemente es moreno.
Gael “El negro” es un joven sonriente pero callado, con quien casi nadie habla. Después se atraviesa con Graciela Mondragón, una mujer robusta, que sonríe tanto como Nofarrag al despertar, y que tiene un peculiar peinado, que aunado a su corta estatura, la hacen parecer un hongo, a diferencia del alto y flaco Noide Garcilazo, que tiene muy poco cabello, o al menos no se le ve cuando lo miras hacia arriba. La última, es la chica que se la vive donde están las fresas, moras, uvas y otras delicias muy pequeñas.
Afra Delgado.
Ninguno de los trabajadores de la zona de frutas y verduras, con los que se encontró LePap le hicieron la plática que él iba buscando, lo único que recibió fue un educado “Buenos días señor LePap”, pero es obvio que eso iba a suceder, ya que nunca había sido amigable, y ellos tampoco es que hablaran mucho, pues Noide, se agachaba para escuchar a la personas y una conversación era cansada con él, pues si querían evitar la pena de sentirse pequeños al verlo agacharse, debían gritar para hablarle, lo cual después de un rato, es “algo absurdamente frustrante, no tengo la voz para charlar con una torre”, según decía la amargada Mondragón. Lo cual nos deja a Gael, que no habla mucho, por no decir nada. No obstante, de los cuatro trabajadores, la muy alegre y amable Afra, una chica de tez blanca, y abundante, brillosa y perfecta cabellera negra azulada, ligeramente baja, pero lo suficientemente alta como para alcanzarle a algunos de los estantes más altos de los pasillos de Oeste, fue,  la que después de recibir y corresponder el saludo de LePap, le siguió la plática.
-Señor LePap, me parece raro verlo por aquí-
-Sí, a mí también-
-Su presencia me agrada-
-Gracias Afra, también tu presencia también me es grata-
-¿Ya consiguió su uniforme verdad?-
-Amm…- Nofarrag se queda pensando en el cómo es que ella puede saber de su asunto con el uniforme empapado, pero al no ocurrírsele nada, se ve en la necesidad de preguntar cómo es que está enterada de ello  -Sí ¿Cómo sabes que necesitaba un uniforme?-
-Porque yo estaba junto a Odacrem, cuando llegaron Elsa y tú a pedir otro uniforme-
-Ah, está bien.
-Por lo visto no te enfermaste ni nada ¿Todo en orden?-
-No pasó nada, estoy bien, tan solo estornudé un poco mientras estábamos en el Cubo, pero ya todo… en orden- termina Nof, utilizando la frase de Afra
-Excelente, señor LePap- Afra lo mira con sus enormes ojos de hermoso iris gris.
-Si Elsa no me hubiera dicho nada, yo creo que seguiría mojado-
-¡Oh! Elsa. Es una mujer asombrosa, siempre tan alegre, amable y cordial. A veces se pasea por aquí y nos hace plática a los cuatro, incluso a Noide, yo quisiera poder ser tan alegre y social-
-¿Sí?-
-Por supuesto que sí, yo nunca tuve amigos en la infancia y ni se diga mi adolescencia. Yo era muy callada y de hecho, hasta la fecha, no soy muy social que digamos, a pesar de que desee con todas mis fuerzas serlo-
-Ya lo lograrás-
-Eso espero-
-Bueno Afra, me temo que debo ir a la zona de comida, te veo más tarde-
-Hasta luego señor LePap-

Nofarrag, asiente con la cabeza para evitar despedirse por segunda vez, lo cual sería una absurda estupidez, según lo considera él. Después de un recorrido por una pequeña parte del supermercado Oeste, por fin llega a la zona de comida. 

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