-Me gustaría decir que ella se quedó con él por
amor, pero no fue así.
-¿Entonces no se quedó con Pedro?
-No, ella se fue con Pablo.
-¿Cómo carajo puedes decirme eso? ¡He estado aquí
más de tres horas, escuchando una historia de amor súper romántica y, en cierta
forma, excesivamente dramática, para que al final me salgas con eso! Eres un
desgraciado, no puedo creerlo, tengo mejores cosas que hacer, como para venir a
emocionarme y que luego me cortes las alas y... ¡Y quita esa cara burlona de tu
rostro, maldito idiota!
-¿Qué quieres que haga? Es gracioso ver tu
desilusión.
-Puede ser gracioso para ti, pero para mí no, ni si
quiera un poco.
-Yo te dije desde el principio que todo esto
sucedió.
-¿Pero por qué me cuentas esto?
-Tú lo pediste, de cualquier forma no he terminado.
-Ah ¿no?- preguntó la joven mujer, cambiando su
expresión molesta a una de curiosidad e intriga, pues, por más que le molestara
aceptarlo, adoraba escuchar al bartender, quien a su vez escuchaba toda clase
de chismes que podía hilar, para atar todos los cabos al final y deleitar con
una historia a la hermosa joven, que iba al bar todos los jueves por la noche,
en un principio para beber y posteriormente, con el pasar del tiempo, para escuchar
al hombre, cuyo nombre no le era del todo claro. Sin embargo ya eran como
grandes amigos, aún que ellos dos sabían que pronto esa relación de "Yo te
cuento y tú me escuchas" pronto trascendería la barra del lugar -Si aún no
terminas ¿Qué pasó después?
-Lo que tuvo que pasar o al menos, en el juicio de
un hombre despechado, era lo más lógico por hacer.
«Sitúate conmigo en una noche alegre, una mágica
celebración de una boda llena de excesos, en la que el dinero se le salía a los
asistentes de los bolsillos, donde las copas se alzaban gloriosas brindando por
los novios, la pista repleta de gente bailando al son de la luna. El frío del
exterior no se sentía dentro del salón, había tantas personas que la
temperatura se elevaba como si estuvieran en pleno verano, a pesar de que la
ocasión del día, el mes y la hora, indicaba que fuera la una de la mañana en
algún día de diciembre, que en este momento me cuesta recordar. Pablo Spinoso y
Desidia De Luca eran el centro de atención, aunque sus familias estuvieran
metidas en sus negocios, aprovechando la ocasión de estar en una fiesta entre
personas poderosas y con mucho dinero, a nadie se le olvidaba que era la noche
de Pablo y Desidia, sin embargo, es cierto que no podían estar atentos a sus
movimientos toda la noche, y eso fue lo que provocó que nadie se diera cuenta
de lo que estaba a punto de suceder, hasta que ocurrió»
«Para darte un poco mejor la perspectiva de lo que
sucedía y no darte el golpe de lleno, fuera del colosal salón de fiestas, el
frío congelaba los cristales de los vehículos en el estacionamiento, hacía
hielo los charcos de agua en los baches de la calle, los focos reventaban de la
baja temperatura. Nadie en su sano juicio saldría a la calle a dar un paseo
nocturno, mucho menos a cobrar impuestos, pero aquella noche, Pedro Montalvo no
era un hombre de juicio sano, por el contrario, había perdido la cabeza, y
cruzaba iracundo y determinado el estacionamiento lleno de coches congelados.
En la cabeza de ese hombre había deseo de sangre y venganza, la pasión de aquel
fatídico romance que tuvo con Desidia, al final lo había orillado a demostrar
las peores virtudes del hombre. Vestido de gala, entró a la fiesta, mezclándose
entre las personas, pasando totalmente desapercibido pues, a pesar de haber sido
amigo de Desidia y Pablo al principio, nadie en el lugar lo conocía, excepto
ellos dos»
-A ver espérate, aún tomando en cuenta todo lo qué
pasó ¿Igual lo invitaron a la fiesta? ¿O cómo es que entró? Se supone que era
una fiesta de adinerados, en la entrada tenían que pedir la invitación o algo
¿No?
-Tienes razón, y sí, efectivamente lo invitaron
porque, por más que Pedro consiguiera un traje, los zapatos, la loción y el
peinado, a leguas de distancia se notaba que su vestimenta era alquilada, la
loción perteneciente a las muestras de una tienda departamental, y el gel en su
cabello, barato, pues ya se estaba quebrando. La invitación era necesaria para
él. Al llegar, la chica de la entrada revisó más de una vez su invitación,
verificando que no fuera falsa, incluso le pidió una identificación para
corroborar su nombre, a diferencia de muchos invitados que, con sólo verlos
eran identificables y los meseros se desvivían por atenderlos. Pedro entró como
un extraño fuera del lugar, a pesar de que apenas unos meses atrás hubiera
disfrutado con la novia el amor que toma hacer una vida, a pesar de haber
estado presente en la familia Spinoso, desde su amistad en la infancia con
Pablo. A pesar de todo, Pedro era una pieza sobrante en esa fiesta, no
obstante, más que pieza, era una bala de rencor.
«Se hizo paso como pudo entre las miradas
despectivas que juzgaban desde sus sillas alrededor de mesas, llenas de
exquisitas bebidas. Pablo y Desidia estaban sentados en su mesa especial,
descansando un momento de haber bailado ya un buen rato. Antes de esa hermosa
mesa, estaba la pista de baile, donde había un gentío bailando alegre»
«Molesto, y cada vez más alterado, Pedro cruzaba la
pista, recibiendo codazos y empujones despreocupados por los invitados ya
ebrios. Finalmente estuvo cara a cara con Desidia y Pablo. Los dos novios, no
pensaron que fuera a llegar en realidad, por eso se sorprendieron al verlo,
pero quedaron aún más sorprendidos cuando Pedro levantó su brazo. Su mano
estaba aferrada a una pistola de calibre 22, su dedo desesperado no veía la
hora de jalar el gatillo. Los novios no pudieron gritar del miedo, y en ese
momento, la amistad de dos niños de sociedades distintas se vio reducida a un
salpicadero de sangre. El hermoso vestido blanco de la viuda Desidia estaba
empapado de la sangre de su difunto esposo. El rojo teñía toda la manga de su
brazo izquierdo, buena parte de su pecho y vientre. El hermoso rostro de
Desidia, tenía una expresión aterrorizada, miraba a Pedro como si tuviera
enfrente al mismísimo Satanás. Su hermosa cara, estaba manchada de sangre, su
peinado arruinado con algunos pequeños trozos de carne, la viuda parecía estar
en una película de terror y así era, pues la noche de su boda terminó en una
tragedia que nadie podría olvidar»
«A pesar del ruido de la música y las charlas, el
disparo de la pistola se escuchó en todo el lugar, los miembros de seguridad
corrían en dirección a Pedro; él miraba con aire ausente el rostro de la mujer
que alguna vez amó, sin embargo la odiaba, esa noche despreciaba con todo su
ser a Desidia, por ello el segundo disparo fue a acertar en su pecho, a la
altura del corazón. Cuando la bala impactó, el mundo pareció detenerse por
completo. Los aceitunados ojos de Desidia se quedaron sin vida, mientras Pedro
veía como ella caía hacia atrás sobre su silla, de una manera insoportable y
grotescamente lenta. Cuando por fin estuvo en el suelo, los miembros de
seguridad se lanzaron sobre Pedro, para evitar más muertes. Al caer sobre él,
su nuca dio un golpe en el suelo, dejándolo también sin vida»
El bartender guardó silencio demostrando que la
historia que concernía a la ocasión había terminado. La joven lo miró
sorprendida, pero un poco dudosa y como era preciso, no se quedó con ganas de
preguntar:
-¿Cómo es que sabes todo eso? ¿Por qué no salió en
el periódico?
-No es una historia de periódicos, era una fiesta
privada de las personas más poderosas de la ciudad, además en esa fiesta estaba
Elizabeth Ruina.
-¿En serio?- preguntó sorprendida la chica.
-Totalmente, y según escuché, por boca de uno de sus
muchachos, principalmente ella se encargó de que nada fuera noticia, pues
resulta una historia peligrosa para todos los asistentes a la fiesta, en
especial para los Spinoso, pues Pedro estuvo con esa familia desde siempre y
los De Luca no escucharon otra explicación, más que la investigación de sus
detectives privados, donde todo apuntaba que los Spinoso habían matado a
Desidia De Luca, intentando tapar el suceso con el asesinato de Pablo.
-Ahora sí te pasaste.
vaya muy interesante!
ResponderBorrares muy profundo y curioso
oie samuel perdí contacto contigo y pues esta fue la única manera de saber de ti, espero me puedas mandar solicitud por face o algún mensaje por correo, estaré feliz de saber de ti.
¡Hola! Claro que sí, sería un gusto hablar contigo, aunque no se me ocurre como buscarte Hahaha, no sé quién eres. En Facebook estoy como Ian Tapia
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